“Estamos
amenazados por una peste de mal de rabia” escribió Gabriel García Márquez en su libro del amor y
otros demonios.
En lo que va del año, tres personas
han fallecido en nuestra ciudad a causa de este mal de rabia. Esta es una
enfermedad que acaba siendo mortal en los humanos; el virus es trasmitido por
algunos animales principalmente los perros. Se propaga por la saliva a través
de mordeduras o arañazos y su periodo de incubación es de una semana a tres
meses después de ocurrida la afectación.
“No
volvió a saberse nada de los mordidos hasta principios de enero cuando una
india andariaga conocida con el nombre de Sagunta tocó a la puerta del marqués
a la hora sagrada de la siesta. Estamos
amenazados por una peste de mal de rabia dijo Sagunta y yo soy la única que
tengo las llaves de San Huberto, patrono de los cazadores y sanador de los
arrabiados”. No veo el porqué de una peste, dijo el marqués. No hay anuncios de
cometas ni eclipses, que yo sepa, ni tenemos culpas tan grandes como para que
Dios se ocupe de nosotros. Saguanta le informó que en marzo habría un exlipse
total de sol, y le dio noticias completas de los mordidos el primer domingo de
diciembre. Dos habían desaparecidos sin duda escamoteados por los suyos por
tratar de hechizarlos, y un tercero había muerto de mal de rabia la segunda
semana. Había un cuarto que no fue mordido sino apenas salpicado por la baba
del mismo perro, y estaba agonizando en el hospital del Amor de Dios. El
alguacil mayor había hecho envenenar a un centenar de perros sin dueños en lo
que iba del mes, en una semana no quedaría uno vivo en la calle.”
El premio nobel colombiano, detalla
con una gran magnificencia la situación ficticia que vivió la comunidad cuando
la peste de la rabia se hizo presente. Ahora en pleno siglo XXI, en esta época
con todos los adelantos científicos y tecnológicos no puede ser posible que haya
seres humanos que mueran de mal de rabia.
Es importante tomar conciencia que la
rabia es mortal y por ende es necesario tener un control estricto de los perros
callejeros, que los dueños vacunen y controlen a sus mascotas y ante cualquier
foco de contagio se ponga en cuarentena a los animales afectados y si es
necesario eliminarlos. ¿Qué vida vale más?
“Un
perro cenizo con un lucero en la frente irrumpió en los vericuetos del mercado
el primer domingo de diciembre, revolcó mesas de fritanga, desbarató tenderetes
de indios y toldos de lotería, y de paso mordió a cuatro personas que se le
atravesaron en el camino” Cualquier
parecido a la realidad es puro ficción.