sábado, 1 de diciembre de 2018

Certificado


Estaba sentado, mirando a todos lados a ver si ella aparecía, la ultima vez que la vi estaba vestida de rojo su color favorito, supongo que esta vez vendrá así, con esa vincha negra en la cabeza, con esos aros de letras, con ese perfume de niña, así vendrá.

Señor va a tomar algo me dice un joven alto vestido de rojo, ¡ese color me persigue! tráigame un capuchino por favor y una empanada de queso, le respondí, al frente mío había una pareja el tendría unos cincuenta años, ella unos treinta y cinco, debe ser su padre pensé.

Ella vendrá, estoy casi seguro, si bien no me respondió el mensaje pero eso habíamos quedado la ultima vez que nos vimos, si , esa vez que nos encontramos en al lobby del hotel la mañana del sábado y ella subió a mi cuarto sin problemas, nos hicimos lo que  íbamos a bajar el bolso para que no nos cobren la noche adicional y estuvimos ahí todo el día, que me importó el congreso, el certificado y lo demás. Estuvimos todo el día.

Aquí esta su pedido me dice el de rojo, mientras levanto la mirada y veo sus ojos negros, son igual al de ella, será su hermano que esta trabajando acá, le preguntaré si la ha visto o si la conoce, no lo hago.

El señor del frente no había sido su padre, había sido su esposo, amante o concubino o quizá estaba de pasada en un congreso de oftalmología o una capacitación de impuestos o una cruzada de responsabilidad social.

Va a pedir algo mas dice el joven de rojo, pero no ve que no he terminado todavía, pienso decirle pero no lo hago, no señor gracias, le respondo.

Ella vendrá si o si, si ese día estaba nublado como ahora, si era miércoles como ahora, si yo le había escrito como ahora, ella vendrá, ella vendrá.

El ultimo sorbo de café hace que levante la mirada, ahí en el mostrador estaba ella, de rojo, de vincha negra, preguntaba por alguien será ella , hace tiempo que no la veo será que me olvide de su cara o ha cambiado bastante, será que le pregunto su nombre, me paro, camino hacia ella y justo cuando estaba por tocarle el hombro, el de rojo me grita, señor, no ha pagado su consumo, pero que hijo de mil como me va hacer esto justo antes de hablarle, me vuelco le paso mi tarjeta de crédito y cuando vuelvo la mirada ya no estaba, un mensaje en el celular decía: esta vez no será igual.

Salgo pido un taxi y me voy a recoger el certificado.

Agradecimiento


Después de días de reposo,
De nos saber si es o no,
De estar en cama, con frio, comiendo helados.
De ir a la sala, a la cama o a la sala nuevamente.
De andar sin rumbo entre cuatro paredes.
De estar aquí pero con la mente allá.
De temperaturas elevadas y poleras mojadas.
De ese dolor al tragar saliva que te acercaba a la muerte.
De mirar algo pero no ver nada.
De tomar pastillas cada tres, seis, ocho y doce horas,
De esperar que anochezca y luego esperar que amanezca.
Luego de lanzar oraciones sin sentido y sentir cuchilladas en la garganta.
Entendí, que estoy vivo y eso me reconforta.