sábado, 18 de abril de 2020

Te extraño

Di Stéfano te dio las gracias, hasta te puso un sobrenombre y te hizo un monumento en el jardín de su casa. Para Bobby Charlton, es el mejor regalo de navidad. Para Cantoná, fue la cabeza de un hooligan. Como te extraño.

 Sí, tengo que reconocerlo, hasta he soñado contigo. En medio de la oscuridad de esas noches largas cuando los cuarenta y cinco minutos se hacen una eternidad y estás a escasos minutos de suene el pitazo, ese que nos devuelve a todos a la casa, y vas ganando, por poco pero ganando, entonces llega el centro, ese alto y largo que no sabes dónde va a caer y te empiezas a mover como esquivando minas antipersonales, no puedes mirar abajo por que la pierdes para siempre, así que no le sacas la mirada, fija en ella, hasta que llega a tus manos, la abrazas, la acaricias, le das un beso, una sonrisa que queda extendida debajo de la almohada.

Extraño ese olor a pasto mojado y ese sonido a suela, a golpe, cuánto daño te hacen, cuanto te patean, pero a pesar de eso sigues siendo fiel, siempre llegas a mis manos, a mis brazos, como cuando vuelve un amor. ¡Oh, los sábados son nuestros!

Ahora cuando la abrazo a ella, a la que me acompaña, a la que sospecha de mis sueños pero no me dice nada, pienso en ti, con esa redondez, pienso en ti, la abrazo pero te recuerdo, acaricio su cabello con mis manos pero tengo la idea de tenerte entre mis manos, encajada en esos guantes de latex, aprisionada para no soltarte nunca más.

Este encierro se me hace interminable sin ti. Extraño, esos sábados, extraño cuando entra al arco y todos gritan, hasta podría decir que extraño hasta cuando me haces daño y son los otros los que celebran.

¡Qué lindo que es el fulbo, pibe! Dice un periodista y vos, sos la estrella de la noche. Sin ti, no habría nada, ni penales, ni fuera de juego, ni goles, ni estadios, ni tiros de esquina, ni tapadas al ángulo, ni remates, ni palos , ni partido, ni nada.

Pensándolo bien, no solo te extraño, extraño, el bolsón donde van las poleras, los guantes, las chuteras, las medias y las vendas; extraño, el pitazo constante, los gritos histéricos, el olor a pasto, el sudor bajando por la cara, el correr sin sentido y mirarte de lejos. Extraño, cuanto extraño, los sábados de fútbol.

Escrita un sábado por la noche, en una cuarentena interminable.

Santa Cruz, 18/4/2020



jueves, 2 de abril de 2020

Quiero gritar pero no me sale


Quiero gritar pero no me sale.

Desde hace varios días que no oigo nada,

Ni me sale una palabra,

Ni una mirada.



Quiero gritar pero no me sale.

Las miradas andan perdidas,

Las palabras se las lleva el viento

Yo quiero salir, no puedo.



Quiero gritar pero no me sale.

Duermo de día, de noche algunas veces,

Mientras, las horas pasan,

El mundo se enferma.



Quiero gritar pero no me sale.

He llorado sin lágrimas,

He besado sin amor,

He escrito sin palabras.



Quiero gritar pero no me sale.

Sale algo,

A la gente, quien sabe,

 A mí no.


Heminguay y su reto

Al famoso escritor americano le hicieron un reto. Escribir un cuento en seis palabras, él escribió esto:
"Vendo zapatitos de bebe. A estrenar".

En esta cuarentena hice el mismo reto, esto salió:

"Llegué del trabajo. Ella no estaba"

"Andando por la plaza. Fue arrestado"

"Abrió los ojos. Sonó el pitido"

"Mirando por la ventana. Salí rápido".

"Llegó la primavera. Cambió la llave".

"Pasó por ventana. La casa vacía".

"Una mirada. El inicio del amor".

"El proyecto acabó. durmió hasta tarde".

"La operación fue un éxito, dijeron".

"Afuera lloraban. El virus atacaba nuevamente".

"Esa estrella. La miro pensando mucho".

"Mis poemas no tienen destinatario. Solo llegan".

"Escribí al viento. Me mandó tormenta".

Cada mini cuento, tienen una doble connotación commo lo que escribió Heminguay, espero que les guste.

Opinólogos, abstenerse


Francia, Italia y España, están entre los diez  países con mejor sanidad pública del mundo, a pesar de ello, el coronavirus con todas sus complicaciones los ha puesto en jaque.

En Italia hay 97.689 infectados con la enfermedad y han muerto 10.779 personas, en España los infectados son: 85.195, con 7.340 muertes y Francia tiene 40.174 enfermos y 2.606 muertes. Estos países a pesar del contar con los mejores sistemas de salud del mundo han visto morir a 20.725 personas.

Todos sabemos las deficiencias sanitarias en nuestro país, para hacer memoria, hace unos meses atrás todo el país se unió con el slogan yo defiendo a mi médico, el sistema de salud ya golpeado de por sí, tuvo un paro de alrededor de cuarenta días, problemas con falta de ítems en hospitales, falta de insumos médicos, materiales de protección, implementación de un sistema único de salud, etc.

Y, no quiero entrar en un debate político sobre quién tuvo o tiene la culpa, si las medidas tomadas actualmente son las adecuadas, porque con esto de las redes sociales, su capacidad de retroalimentación y su alcance, todos nos convertimos en doctores, en presidentes, en alcaldes, en gobernadores y a la ligera emitimos juicios de valor que en estas circunstancias carecen de moralidad.

En casi todo el mundo se han decretado cuarentenas, pues bien, si acá se hizo lo mismo hay que respetarlas. Si en nuestro país hay cien personas infectadas con el virus, si de estos tienen entre familiares y amigos, más o menos veinte personas estamos hablando que hay doscientas personas que están sufriendo por que su familiar está enfermo, porque no lo pueden ver, porque está sufriendo, porque está en peligro su vida. Respetemos a ellos, a nuestras autoridades, a nuestros médicos que están en nuestra primera línea de batalla, respetemos a nuestra sociedad y a nuestro país.

¿Qué fácil es escribir por el WhatsApp y reenviarlo, crear un post en el Facebook, hacer una publicación por Twitter o comentar por Instagram? ¿Qué difícil es pararse todos los días frente a los medios de comunicación a decir: hay tantos infectados, tantos muertos y tantos posibles? A todos opinólogos virtuales los quiero ver, en la puerta de los hospitales, en el COE o algún centro de atención predispuestos a ayudar, los quiero ver repartiendo víveres a sus vecinos o haciendo colectas para ayudar a los más necesitan, es fácil criticar desde cuatro paredes, hacer un audio y reenviarlo, es difícil estar al pie de cañón con los riesgos que eso conlleva.

Mi respete a los que están en el campo de batalla (médicos, autoridades, prensa, policía, enfermeros, personal de limpieza de hospitales, cajeros de supermercados, personal de transporte de alimentos, personas que atienden en mercados, guardias de seguridad, enfermos y sus familiares, etc), por respeto a ellos, respetemos la cuarentena, evitemos emitir juicios de opinión que les afecte moral o psicológicamente y sobre todo, que Dios los guíe y nuestras oraciones los acompañen.

La Naturaleza respira


El canal del Venecia amaneció con aguas cristalinas, los peces habían retornado a recorrer las calles de la famosa ciudad italiana. El cielo en China está totalmente despejado, con un sol radiante y un aire puro. Hace sesenta años que en Cerdeña no habían visto delfines en sus playas, esta semana, el agua se tornó cristalina, peces y delfines se pasearon por la costa italiana.

Mientras todos están encerrados, mientras el coronavirus ha puesto en jaque al mundo entero, mientras miles y miles de familias están en cuarentena y otros buscando vencer a este mal apocalíptico, la naturaleza, respira, descansa, se recompone.

Parece que el confinamiento mundial tuvo un beneficio involuntario: cielos azules. Imágenes satelitales publicada por la NASA muestran una reducción nunca antes vista en las emisiones de dióxido de carbono. Vehículos, plantas de energía e instalaciones industriales, en las principales ciudades chinas,  son el mayor generador mundial de gases con efecto invernadero, todas paralizadas.

Hace menos de un año, millones de hectáreas de bosques se ardieron en Bolivia, Brasil, Paraguay, Australia, entre otros. La Revista científica argentina “Anfibia”, explica que la deforestación no solo tumba bosques, también sacude más que simbólicamente los árboles, donde habitan virus por montones y estos son trasportados a las ciudades.

Hemos convivido con la naturaleza, pero no nos hemos preocupado de ella. Hemos convido con animales salvajes pero casi los hemos aniquilados por completo, ¿Cuántas especias hay en extinción?.

El Coronavirus, está en el mundo, está en nuestro país, ataca, enferma, desespera, mata. Sufre el mundo, sufre la economía, sufre la humanidad, pero en este sufrimiento la naturaleza, los animales, los cielos, los ríos y mares, respiran, reviven, se descontaminan, renacen.

A partir del COVID – 19, la humanidad tiene que replantear su relación con su entorno, con el medio ambiente, con los bosques, con el agua, con la vida silvestre, con la naturaleza. 

Convivir con la naturaleza no solo significa delegar la responsabilidad a los gobiernos, significa, no usar bolsas plásticas, no usar bombillas, reciclar botellas, no malgastar el agua potable, respetar a los animales silvestres, no botar basura en la calle, evitar el consumismo. Significa que cada uno debe respetarla.

Estoy seguro que con la ayuda de Dios, vamos a salir adelante de esta crisis humana que ha traído el Coronavirus. Cuando pase la pandemia hay que replantear nuestra relación con el medio ambiente. Somos naturaleza, cuidémonos. Cuidémosla. La humanidad llora. La naturaleza respira.