domingo, 31 de marzo de 2019

Un sueño Cooperativo


Llegue a mi casa un viernes, en realidad ese día es exclusivo para escribir notas como estas, alguno que otro poema que se pierde en mi blog y algún cuento que ronda en mi cabeza esperando que de un momento a otro mis dedos empiecen a teclearlo.

Ese viernes llegué cansado producto de la jornada laboral agotadora e Hipnos y Morfeo hicieron su trabajo. Entre pestañazos escuchaba como ese tren que era esperado desde hace bastante tiempo traía esas cañerías que iban a componer la red de agua.

Las calles de tierra, el colocado de la primera loseta, las velas y lámparas de querosén que  alumbraban las casas y hacían posible que la noche no sea oscura y tenebrosa, en las calles las personas se sentaban a charlar entre ellas mientras un niño pasaba ofreciendo el pan del día.

No había paso de cebra, ni semáforos, ni bocinas, ni supermercados, ni farmacias, ni boulevard, ni centro de convenciones, ni hoteles de cinco estrellas, ni viaductos, ni sushi, ni omelet, ni Shawarma, ni juegos electrónicos, ni Netflix, ni pulgadas en los televisiones, ni dvd o portátiles, menos celulares con cámara fotográfica, ni ceros kilómetros, tarjetas de créditos, cheques, bonos de compra, filtros de agua, máquinas de hacer café, ni microondas, sólo había personas, sin agua, sin luz, sin teléfonos.

A la una de la mañana me levanté, con la nota rondando mi cabeza, toda la semana anduve con ella entre mis pensamientos, frases y palabras merodeaban mi mente, pero no se ordenaban a pesar de haber intentado varias veces empezar a escribir; el tema es complicado.

Y ese sueño me traslado al pasado, a mi infancia, cuando dos ladrillos formaban un arco de fútbol, cuando la comunicación constituía en sentarse en la vereda de su casa con todos los vecinos hablando de todo un poco, cuando había que comprar tarjetas de teléfono públicos que estaban instalados en lugares estratégicos para poder hablar con los familiares, cuando el cuarto anillo era lejísimos, el centro cerca e ir al norte era como viajar al exterior.

Y ahora somos lo que somos y tenemos lo que tenemos gracias al esfuerzo de nuestra gente, bajo el lema “El Cooperativismo es la firme convicción de que si uno llega a la meta, ganamos todos”, se crearon nuestras Cooperativas, generaron progreso, tuvimos luz eléctrica, teléfonos y agua potable todo el día y a toda hora.

Nuestras Cooperativas son esencia de los cruceños, las instituciones permanecen en el tiempo, las personas son pasajeras, a ellas le debemos gran parte de nuestro desarrollo. Ahora que estoy despierto, los puntos fueron colocados sobre la íes y las letras rellenaron la hoja en blanco, espero que las Cooperativas cruceñas sigan generando desarrollo y los responsables de las cuotingas sean juzgados por sus actos.  

Mirada


Te miré
entre esos mensajes instantáneos
te mire,
entre eso encuentros de cinco minutos,
te mire,
entre esos café con aroma envolvente,
te mire,
entre esas letras que forman los versos,
te mire,
entre esos mensajes de buenos días, que nunca faltan,
te mire,
entre esa luz blanca del monitor,
te mire,
entre ese beso fugaces,
te mire,
entre esa foto antes de dormir,
te mire.

Ahora, domingo, apoyado en la almohada,
tu mirada, me hace soñar.

viernes, 8 de marzo de 2019

Ahora


Ahora,
cuando el sol sale y las mariposas empiezan su transformación,
cuando la luna aparece y las aves se silencian,
cuando ese smok penetra hasta los pulmones, y esas gotas para los ojos te hacen lagrimear y nublan la vista por varios minutos.



Ahora,
cuando la vida transcurre entre movilidades a toda, entre las horas del días y jornadas laborales.
Cuando todas las radios dicen lo mismo, y uno cambia de emisora, el contenido es igual y se desespera y conecta el celular para escuchar canciones y son todas dicen lo mismo.



Ahora,
cuando las horas pasas lentamente, y el sudor es frío, la respiración agitada, y la piel se pone como de gallina con los pelos parados.
Cuando la mirada penetra el azulejo y los pensamientos salen expulsados por toda la galaxia buscando una mente igualmente enloquecida.



Ahora,
cuando estás aquí entre ese enjambre de ropa vieja poco usada y esos zapatos a medio estrenar y los platos sucios,
cuando las moscas rodean el ambiente y las latas de cerveza quedan esparcidas por toda la casa como si hicieran un camino a seguir.

Ahora,
cuando pienso y recuerdo,
vuelvo y me voy, y vuelvo y luego me voy sin que nadie se dé cuenta, como cuando un fantasma aparece o un suave viento penetra por debajo de la puerta y hace sentir presencia.



Ahora,
pienso y revuelvo mi cama,
y esos ojos no pueden abrirse.

Carnaval, bandos y otros menjunjes


Cuando todavía era adolescente, cuando las letras no habían cruzado mi camino, cuando el escribir media página era algo sencillamente agotador, participe en una convocatoria lanzada por este medio para participar del concurso de bandos carnavaleros.

Durante años me dedicaba todos los carnavales a buscar el famoso bando de la comparsa Peines donde en tono jocoso y de sátira hablan de todo lo acontecido en nuestra sociedad, eso era lo más cercano a esta forma de escritura que conocía.

Llene hojas y hojas de palabras rimantes y tema políticos y estuve semanas enteras encontrando las rimas perfectas, fue un ejercicio muy bueno para practicar el arte de escribir. Dos años seguidos gané mención de honor.

Ahora que estamos en carnaval, me debato en escribir un bando o simplemente un cuento que nos lleve a la calleja, a la ballivián, entre platillos, bombos, trompetas y uno que otro vejigazo que pasa rozando nuestra oreja y moja el que va adelante abrazado de una pelada.

Y así, esperamos el carnaval, una tradición heredada de padres a hijos o mejor dicho de abuelos a nietos, y así el día del corso, recibimos ese beso imaginario que nos manda la reina del carnaval y nos hace suspirar, o estamos con miedo de que pase la famosa tarasca y nos chupe hacia su interior dejándonos llenos de talco, mixtura y agua.

O estamos entre los presente, en media plaza parados con nuestros zapatos llenos de barro producto de la mezcla inminente de agua y tierra, y ahí un señor encasacado empieza a leer letras jocosas que hacen reír a todos los asistentes.

Y así entre fotos de sacadas por el ultimo celular, o globos enviados desde los años cincuenta,  gran parte de los cruceños esperamos el carnaval, que es el remedio eficaz para olvidarnos de nuestros problemas, aunque después de la mojazón lleguen navegando entre agua y espuma, lleguen como cuando llega un turbión sin avisar.

Ahora solo me queda ejercitar un nuevo bando o un cuento imaginario escrito con historias reales o algo que tal vez quede archivado en un correo sin enviar, en la mente de un barcino lleno de betún en la cara o  en la memoria de un carnavalero que viaja por el tiempo repasando esos momentos que lo hicieron saltar, bailar y ser feliz.

Lic. José Fernando Suárez Sanguino

Comunicador Social


El cuerdo está loco


De pronto uno se encuentra con algo que no dijo, o dicen que dijo y, entre el disque y el con que, nadie sabe nada y todo se maneja como un simple rumor o un mensaje mal recibido.

Un día se levanta uno fatigado, después de haber dormido durante trece años seguidos y cuando despierta, pide el periódico de ese día, en la portada sigue el mismo señor que dejó cuando empezó a dormirse.

Y tiene hambre, y va a un restaurante, pide el menú y traen una hoja en blanco para que llene el pedido, y almuerza cosas como ser: huevos, verduras y hortalizas, y cuando traen la cuenta el precio en una moneda que nunca había escuchado su nombre y la plata que tenía no llegaba ni a un peso.

Y sale de su casa en busca de los jueves de frater, y sale a carrera, desandando por todas las avenidas y barrios, se para en una iglesia, enciende un cigarro y se da cuenta que nunca tuvo frater y ese jueves había toque de queda.

Y el dolor de estómago lo hace salir de urgencia. Anduvo en busca de médicos y hospitales, recorriendo unos cincuenta, acabó doblado en un asiento del teatro mirando la obra los hombres también lloran.

Otro día un reloj empieza a marcar las horas al revés, de izquierda a derecha, y da la hora exacta. Sale por la calle y le pregunta la hora a una mujer que caminaba sola y ella responde: ¿con el de la izquierda o con el de la derecha?

De pronto se encuentra el amigo que no veía hace mucho tiempo. “¿No te alegras de verme?, le pregunta. “No-responde-. Alguien me dijo que eras hombre muerto y ya me hice la idea de no alegrarme cuando te viera””.

No se sabe si es ahora o mañana, si es el presente o el futuro, lo que se sabe es que estamos ahora, mirando cosas que tal vez pasaron en algún momento lejano y se vuelven a repetir con personajes distintos pero con historias casi similares en un país de fantasía.

Y todos creen que está loco por que escribe esto, y los locos están todos los días en las redes sociales expresando algo que ni ellos lo entienden o apoyando a alguien que nunca habían visto, y uno está loco, porque escribe y lo borra al segundo pero algún diario que igual está loco, lo publica a pesar de que quieran borrarlo.

Y, ahora que escribo algún disparate o cosas sin sentido, emulando al Disparotorio de García Márquez, me doy cuenta que en algún lugar del mundo hay infinidad de personas atropellándose con la única finalidad de conseguir poder y el que lo alcanza, nunca pero nunca lo quiere dejar. Que disparate que es la vida. Hay algunos que verdaderamente están locos.

Lic. José Fernando Suárez Sanguino

Comunicador Social




La modernización del copie


El copie siempre ha existido. Desde nuestros ancestros que miraban de reojo como el vecino construía una lanza mejor que la de él y a los pocos minutos imitaban su modelo, o el alumno que con el cuello bien levantado miraba de reojo el examen del de adelante siempre y cuando el profesor estuviera distraído o el joven que colocaba en un papelitos letras en miniatura y luego lo doblaba tan diminuto que entraba en la tapa del bolígrafo.

Antes las partes del cuerpo eran esencial, había anotaciones en la palma de la mano, en el antebrazo, en las piernas y ni las uñas se salvaban de las diminutas expresiones de las formulas químicas o de los nombres complicados de filósofos o de años romanos o una simple palabra sobreesdrújula anotada en la uña del dedo meñique te advertía que todas ellas llevan acento.

Hace unos años la vergüenza se apoderó de una base de la Fuerzas Aéreas de Estados Unidos cuando encontraron que 34 funcionarios que eran los encargados del lanzamiento de misiles nucleares que habían hecho trampa en un examen de aptitud sobre cómo operar misiles, así como esta existen muchas historias sobre el engaño a la hora de aporbar un examen.

Copiar en un examen es engañar, ahora los métodos han cambiado, ahora la tecnología ha sido utilizada para el beneficio del engaño, recientemente se ha encontrado a súper espías provistos de cámaras diminutas colocadas en el botón de la camisa, a micrófonos espías y una red que ayudaba a que los exámenes se realicen a la perfección, sin contar con el guardia de afuera que soplaba si venían los profesores, eso realmente es engaño en grandes proporciones.

Imaginémonos que ese experto en copie, ese agente encubierto que aprobó toda su carrera en base a una magistralidad a la hora de responder exámenes, sea el señor vestido de blanco que agarre al bisturí y empieza a realizar el corte para la operación de apéndice, o sea ese policía que está junto a usted revisando sus documentos migratorios, o sea ese juez que está a punto de dictar ese fallo que lo llevaría a la cárcel, o sea ese ingeniero civil que está calculando la base estructural de resistencia que tiene que tener el edificio donde vivirá con toda su familia, o sea ese entrenador de divisiones menores que entrenará todos los días a su hijo, o sea ese político que dictará normas que afecten al bienestar social, o sea ese enfermero especialista en primeros auxilios, o ese experto que detectará células cancerígenas en su cuerpo.

Ahora bien, está mal copiar, así como está mal encubrir actos de corrupción, así como está mal hacer coimas para apurar los trámites, etc. Está en cada persona hacer las cosas correctas y sobre todo cuidar una imagen y una reputación que vale mucho más que cien puntos en un examen.

Lic. José Fernando Suárez Sanguino

Comunicador Social