Conocí por causalidad a Nerio, un amigo venezolano,
vive por mi casa, con esto del paro cívico y todos los vecinos en las calles no
hicimos amigos. En una de esas noches de bloqueo, le pregunté por qué él estaba
en Bolivia y cómo fue el proceso de Venezuela, dentro de sus primeras frases
hubo una que me llamó la atención, la denominó: “Franquicia del Socialismo”.
Nerio hizo este relato:
“Cuando hubo la bonanza del petróleo, el gobierno a la
cabeza de Chávez, empezó a dar cupos, bonos, entre los más importantes era el
cupo Cabibi donde teníamos diez mil dólares para gastar, cinco en viajes del
exterior y cinco a través de compras por internet, éramos bienvenidos en todos
los países, los ricos, así se hizo popular el Comandante”
“A nosotros nos decían van a quedar con Cuba, les van
a quitar todo, todas las propiedades privadas van a pasar al estado, van a ser
un país pobre, nosotros decíamos: eso no va a pasar por que tumbamos al gobierno
y eso se acaba, decíamos: Si llega aumentar el dólar Chávez se va, si llega a
aumentar la comida, Chávez, se va, y todo fue sucediendo lento y
progresivamente, hasta ahora siguen”
“En Venezuela crearon a través de los bonos una
generación dependiente, dependiente de comida, dependiente de electrodomésticos,
dependiente de todo, te daban todo pero no las herramientas para progresar, si
la mujer estaba embarazadas, bonos y bonos, eso hizo que la generación de
jóvenes se vuelvan conformistas”.
“El otro proceso de cambio fue cuando Chávez muere y
deja a Maduro, este viene a radicalizar ya el socialismo, empezaron a cortar
las divisas y a generar políticas socialistas como por ejemplo, tenías que
hacer colas y colas en los supermercados para comprar sólo tres productos:
Harina, huevo, dentífrico y azúcar, sólo cinco productos por persona, las
empresas pasaron al estado, mucha gente empezó a emigrar”.
“De ahí en más es la implementación de la franquicia
socialista, hubo elecciones contra el único opositor Capriles, el fraude fue
escandaloso, vino la OEA a hacer la auditoria y dio por ganador por pocos votos
a Maduro, hubo marchas y guarimbas (bloqueos) y 128 muertos, pero no se fue,
tuvimos que nosotros marcharnos, el salario mínimo es 7 dólares, imposible vivir
con eso”.
Mi última pregunta antes de terminar la amena charla
fue: ¿Estás viviendo acá en Bolivia lo mismo que viviste en Venezuela cual
crees que es la diferencia? me respondió algo sorprendente: “Acá hay
patriotismo, acá hay unión, los líderes
han sido inteligentes al ser pacífico,
allá salieron los militares a reprimir, acá hay amor por su tierra, depende de
este movimiento para que la franquicia del socialismo no se instale, caso
contrario, el destino de todos ustedes será el mismo que nosotros ya vivimos”.
Esa noche pensando en esa respuesta se vino a mi mente
la frase de Camacho: “Dios y la Biblia vuelven al palacio”.
Lic. José Fernando Suárez Sanguino
Lic. Relaciones Públicas